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Un paseo por las calles más curiosas y poéticas de la capital

Por Mónica de Diego

Fotos: Cortesía Unsplash

En Madrid, cada calle no solo lleva un nombre, tiene una historia, un guiño del pasado o un alma castiza. Algunas evocan batallas, otras a santos. Pero hay un puñado de ellas, casi escondidas, que nos detienen con una sonrisa y que nos hacen preguntarnos: quién bautizó esta calle y su porqué.

 

Calle Mira el Sol

 

Situada en el famoso barrio de Lavapiés. Esta calle tiene un nombre que parece sacado de un verso. “Mira el Sol” no es una metáfora: es una calle real del barrio de Lavapiés, multicultural y bohemio, con sabor a vermut, música de calle y librerías alternativas. Se dice que el nombre proviene de la época en la que las calles se orientaban por la posición del sol, o bien, de una expresión popular dirigida a alguien para que observara el amanecer desde la colina. Hoy, caminar por Mira el Sol es dejarse llevar por el pulso vivo de un Madrid que no duerme, pero que siempre encuentra el momento de mirar hacia arriba.

 

Calle Mira el Río Baja y Calle Mira el Río Alta

 

Situadas en el famoso barrio de Lavapiés, estas dos calles hermanas deben su nombre a un hecho importante qué aconteció Madrid. El origen de estos singulares nombres se remonta a un episodio histórico que marcó la ciudad en el siglo XV. Entre octubre de 1439 y enero de 1440, Madrid vivió un inusual periodo de lluvias intensas. El río Manzanares, que por entonces corría salvaje y sin control por las afueras de la villa, se desbordó, inundando zonas bajas y generando un espectáculo tan extraordinario como inquietante.


Cuenta la tradición que los madrileños subían a los puntos elevados del sur de la ciudad para contemplar el cauce crecido del río. Desde estas atalayas naturales, alzaban la vista y exclamaban: “¡Mira el río!”. Aquel gesto espontáneo y colectivo de asombro popularizó la expresión y, con el tiempo, dio nombre a dos calles: Mira el Río Alta, situada en un nivel más elevado, y Mira el Río Baja, más próxima al antiguo cauce.



Calle del Desengaño

 

Situada en el centro, cerca de Gran Vía, una de las calles más conocidas por su peculiar nombre y por su aparición en series famosas como La que se avecina es la Calle del Desengaño.  Esta calle guarda una historia profunda. En el siglo XVII, su nombre surgió de una anécdota relacionada con conventos y pasiones frustradas. Pero también simboliza esa mirada sabia y algo melancólica que a veces adopta Madrid: la del que ya ha amado, perdido, aprendido… y sigue caminando. Hoy, está rodeada de teatros, bares con encanto y tiendas con estilo vintage. Un lugar ideal para quienes saben que el lujo también está en las historias que no se cuentan.

 

Calle de la Cabeza

 

Este nombre impactante tiene un trasfondo legendario. La Calle de La Cabeza, que encontramos en el barrio de Lavapiés tiene una historia un poco turbia. Se cuenta que, en la Edad Media, un carnicero fue asesinado por su aprendiz, que escondió la cabeza de su maestro. Tiempo después, la cabeza apareció misteriosamente iluminada en una fuente de la zona. La calle recuerda ese suceso macabro, y hoy en día es una vía estrecha y con encanto, salpicada de tascas y arte urbano. Perfecta para un paseo de contrastes, entre la leyenda y la vida cotidiana.

 

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