El café turco predice el destino
- Diego López
- 28 may
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Fotos: Unsplash

Se dice que la palabra café viene del término turco kahve, también procedente del árabe, qahwa, que es una bebida con efectos estimulantes y medicinales.
La primera cafetería kahvehane -casa de café- se abrió en el año de 1554 en el distrito de Tahtakale. Rápidamente se expandieron por el resto de la ciudad de Estambul pues era ahí donde las personas se reunían para disfrutar de una profunda conversación, un juego de ajedrez o la participación en debates intelectuales siempre acompañados de un tradicional café turco elaborado a fuego lento.

A medida que el café turco ganaba importancia en el Imperio Otomano, comenzó a darse a conocer por toda Europa, pues los comerciantes y diplomáticos europeos quedaron fascinados por esta bebida exótica.
En 1637, llegó a Gran Bretaña por medio de un turco que llegó a Oxford y la bebida se hizo popular entre estudiantes y maestros, hasta formar el Oxford Coffee Club. En 1652, un hombre griego que aprendió a preparar café turco correctamente abrió la cafetería en Londres y así fue que se convirtió en uno de los productos de lujo que se consumían en fiestas de la élite.

Fue en 1645 que en Venecia se creo la primera cafetería europea inspirada en el kahvehane. En 1669, el sultán Mehmed IV, envío a París algunos sacos de café y fue así que llego a convertirse en el favorito de la aristocracia parisina. En 1671, se abrió la primera cafetería de Marsella, pero fue hasta 1686 que se abrió la primera cafetería en París.
Las cafeterías europeas adaptaron el café turco a los gustos locales y esas adaptaciones sentaron las bases de diferentes estilos de café como el espresso o filtrado.
Un viaje al misterio del destino

Más allá del placer sensorial, el café turco esconde un enigma en sus posos. Una vez terminada la degustación, se invita al bebedor a voltear su taza sobre el plato y esperar a que los residuos se asienten. Este acto da inicio a la fascinante práctica del kahve falı, la lectura del café, un arte adivinatorio que ha intrigado a generaciones desde la época otomana.
El café turco no es solo una bebida; es una experiencia cultural impregnada de historia, refinamiento y simbolismo. Desde su meticulosa preparación hasta su rol en la sociedad y su conexión con lo místico, cada taza es un homenaje a una tradición que ha trascendido el tiempo y las fronteras.
¿Alguna vez habeis vivido esa experiencia? ¿Qué secretos podría revelar vuestra taza?

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